viernes, 11 de noviembre de 2011

TEMA 9: EL ARTE DE LOS NIÑOS.

EL ARTE DE LOS NIÑOS.

En este capítulo se analiza los modos de expresión del niño, considerándolos como un proceso mental dinámico.

Debemos preguntarnos siempre por qué el niño desea externalizar su percepción o sentimiento, no podemos conformarnos con decir que el niño desea representar algo, un objeto visto o un sentimiento experimentado.

Hay ciertos factores que hacen técnicamente posible la actividad de la expresión; por un lado el gasto de energía muscular y por otro la imitación de las actividades gráficas o plásticas de la gente adulta.

El texto nos habla de que expresión es comunicación, o por lo menos un intento de comunicarse. El niño desde que nace se expresa y trata de comunicarse con sus gritos y gestos.

En sus primeras semanas de vida se puede distinguir entre la expresión dirigida hacia un fin especifico, como por ejemplo la satisfacción de algún apetito como el hambre, y la expresión no dirigida, sin otro objeto que exteriorizar un sentimiento más generalizado tal como el placer, la ansiedad o la cólera. Estos dos modos de expresión están muy relacionados.

El juego en los niños es la forma más evidente de expresión libre. Según Froebel el juego es la expresión más elevada del desarrollo humano en el niño, pues sólo el juego constituye la expresión libre de lo que contiene el alma del niño. Spencer consideraba el juego como una descarga de energía sobrante. Löwenfeld dice que el juego se aplica a todas las actividades espontáneas y autogeneradas del niño; a todas las que son fines en sí mismas y no se relacionan con las necesidades fisiológicas normales de un niño.

La espontaneidad se define en forma negativa como hacer algo o expresarse sin coacción alguna. Tenemos que exteriorizar todas nuestras actividades mentales, si no se produce un estado de tensión mental o de acumulación.

Cuando un niño actúa en su propia y libre voluntad su actividad es espontánea. Montessori dice que no puede haber ejercicios graduados de dibujo, esta meta solo se puede alcanzar con una técnica mecánica con la libertad de espíritu. Un dibujo libre solo se consigue cuando tenemos un niño libre al que se le ha permitido la reproducción mecánica. El dibujo no puede enseñarse, debe constituir una actividad espontanea, una expresión libre del ser del niño, de sus propios pensamientos.

Las etapas establecidas por Cyril son las siguientes:

-Garabato, línea, simbolismo, realismo descriptivo, realismo visual, represión y despertar artístico.

Se critica tres puntos fundamentales:

-Concepto de esquema.

-La teoría genética en general, correlación entre expresión y temperamento.

-La supuesta inevitabilidad de una etapa de represión.

El niño que es artista emplea para el mismo tema dos estilos distintos de representación; uno para su satisfacción personal y otro para satisfacer a los demás.

Todas las autoridades piensan que los primeros garabatos del niño se hacen por imitación. El niño antes de desarrollar el esquema asigna un nombre a sus garabatos.

En un niño pequeño la imagen que posee es de tipo eidético, conforme va madurando la imagen pierde su intensidad y es reemplazada por conceptos. Para representar o expresar una imagen debemos traducirla a un medio de comunicación, auditivos (palabras), visuales (imagen) o cinéticos (gesto).

Los símbolos del niño pueden ser arbitrarios y desconectados.

En los dibujos de niños nos encontramos ante dos tipos distintos; visual y háptico.

El visual parte de su ambiente y el háptico se ocupa de sus sensaciones corporales y del espacio que lo rodea.

El objetivo de Wulff es enseñar al niño a representar la realidad tal como la ve y no como la imagina.

La primera clasificación de dibujos infantiles que se hizo fue la siguiente:

Orgánico, lírico, impresionista, patrón rítmico, forma estructural, esquemático, háptico, expresionista, enumerativo, decorativo, romántico, literario.

Más adelante redujeron estas categorías quedándose las siguientes ocho:

Orgánica, empática, patrón rítmico, forma estructural, enumerativa, haptica, decorativa, imaginativa.

Para terminar los diversos modos de expresión suministran material para valorar aquellos factores que en su conjunto constituyen, el temperamento y la personalidad del individuo.










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